Arvo Pärt nació en 1935 en Paide, Estonia. Como tantos
otros artistas, se crió en una Estonia sombreada, desde 1940, por la represión
artística y musical que la URSS promovía.
La censura no sólo determinaba las creaciones de los
artistas residentes, que debían ajustarse al marco del realismo socialista,
sino que hacía muy difícil conocer las innovaciones artísticas que se asomaban
en el exterior propias de las nuevas vanguardias.
A día de hoy se le
considera uno de los máximos exponentes del minimalismo sacro, y su mayor
innovación apareció con la creación de una nueva técnica.
Fruto de la travesía occidental emerge su nuevo estilo
compositivo: el Tintinnabuli. Esta reaccionaria técnica evocaba la música
medieval y consiste en dos líneas que se conectan entre sí por una relación de
tríada. La voz denominada como voz tintinnabuli se mueve por las notas de la
tríada tónica, mientras que la voz melódica se mueve por segundas, y ambas
aparecen en diferentes posiciones, se alternan o convergen, siguiendo un
esquema variable.
“El
tintinnabuli es un ámbito por el que a veces vago y en el que me introduzco en
busca de respuestas – en mi vida, en mi música, en mi trabajo. En mis horas más
lóbregas, tengo el sentimiento cierto de que todo lo que se encuentra fuera de
esta cosa única carece de significado. Aquello que es complejo y con muchas
caras me confunde y he de buscar la unidad. ¿Qué es esta cosa única y cómo
encontraré mi camino hacia ella? Trazas de esta cosa perfecta aparecen de
muchas formas… y todo lo que no tiene importancia se desvanece.
El tintinnabuli
es algo así. Aquí estoy yo solo con el silencio. He descubierto que basta con
que se toque una sola nota de un modo bello. Esta nota única, o un ritmo
silente, o un momento de silencio, me confortan. Trabajo con muy pocos
elementos – con una voz, con dos voces. Construyó con los materiales más
primitivos… con la tríada, con una tonalidad específica. Las tres notas de la
tríada son como campanas. Y a eso es a lo que llamó tintinnabuli”.
(En
las notas a su álbum Tabula Rasa, ECM, 1984).