FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

MILTON NASCIMENTO-BRASIL


 

Los artistas vivían en sus sueños y vivían en la calle. Sin un real para entrar en los bares, la esquina de las calles Divinópolis y Paraisópolis se convirtió en el punto de encuentro. Allí, en el corazón del barrio Santa Tereza, comenzaron a recalar músicos y letristas como Beto Guedes, Fernando Brant, Ronaldo Bastos, Tavinho Moura, el pianista Wagner Tiso y Lô: el menor de los Borges. Cada personaje aportaba su especia: los Beatles, la bossa nova, García Lorca, la música de Heitor Villa-Lobos, el jazz, la izquierda latinoamericanista, Dorival Caymi, etc. Inspirado por las worksongs del Mississippi, por ejemplo, Milton compuso “Canção Do Sal ”: el tema que grabó Elis Regina y lo puso en la gran marquesina. Si la cepa que crecía en esa esquina era identidad pura colectiva, la voz de Milton fue su gran catalizador. Incluso hablando, la voz de Milton parece provenir de una caja acústica misteriosa que se esconde en algún lugar de su garganta, de su pecho o más adentro –dice Zuza Homem de Mello, musicólogo y decano del periodismo musical brasilero-. 

Ese misterio que comienza en el origen de su voz, se prolonga y profundiza en sus canciones, se amplía en su figura y termina en su silencio. La ausencia de sonido, que en la persona música de Milton Nascimento parece una paradoja, es aquello que le confiere una posición muy clara en la historia de la música popular brasilera: la de un mito ”. 

 

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