FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

THELONIOUS MONK-EEUU

 


Para que se entienda de entrada: a lo largo de su vida, Thelonious Monk compuso unos setenta temas que tocó una y otra vez en los más diversos contextos: solo, en trío, en cuarteto, en sexteto, con big band

Cada uno de ellos, así como cada una de las interpretaciones grabadas de esos temas, fueron objeto de análisis del escritor francés Yves Buin, quien, en un libro publicado en 1988, trazó una curiosa biografía de todo lo que Monk compuso. 

Esas piezas, en virtud de las muchas interpretaciones realizadas por otros músicos, hoy son standards del repertorio jazzístico; vale decir, temas que todo el mundo conoce y que todos tocan para medirse con ellos y con otras versiones precedentes.  

Thelonious, un hombretón de casi un metro noventa, generalmente vestido con elegancia y munido de una colección de curiosos sombreros, que abandonaba el piano en el medio de una actuación y, luego de bailotear un rato alrededor del escenario, dejaba solos a sus músicos.

Esta es entonces una de las claves para que, con independencia de sus méritos, se siga hablando de Thelonious Monk: a fuerza de talento y de extravagancias, en ausencia de verdaderas explicaciones, todos lo que lo conocieron tienen una anécdota para contar sobre él.

fuente: https://www.clarin.com/musica/thelonious-monk-jazz-mito_0_H1XdRgv2vXl.html (parte)