A la hora de analizar la obra de Oldfield hay que tener en cuenta un detalle: es un autor “sin malicia”.
Cuando compone sigue exclusivamente su instinto musical, no unas normas académicas que tal vez, le hubieran restado frescura y originalidad tanto como compositor como instrumentista. Esta libertad extrema y falta de esnobismo intelectual es parte de la magia de este compositor. Esto es debido a su aprendizaje autodidacta sumado a su natural e inquieto potencial musical y ansias de experimentación.
La creatividad de Mike es desbordante, sin ningún prejuicio a la hora de embarcarse en cualquier tipo de estética musical. En su obra podemos encontrar estilos tan dispares como el folk, electrónica, pop, rock sinfónico, banda sonora, neoclásico, étnica, etc. En sus composiciones combina de forma muy acertada e ingeniosa cualquier grupo de instrumentos que se le pasa por la cabeza, tanto acústicos como electrónicos.
Desde Tubular Bells Mike no ha parado de evolucionar y de ofrecernos numerosas novedades en cada uno de sus trabajos. Su inspiración para la melodía es proverbial y su planteamiento de como estructurar una obra es original y sorprendente.