FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

MONGO SANTAMARIA-CUBA

 

Al maestro Mongo Santamaría se le conoció como el conguero más influyente que ha tenido el Jazz Latino.

El sonido del tambor de Mongo abarcó desde el típico  sonido cubano del son tradicional, hasta una variedad de ritmos como el Boogaloo, Guajiras Boogaloo, Rock, Soul, Pop, Salsa, Música Religiosa de la Tradición Afrocubana, Pachangas, Charangas, fusiones de Panchangas Twist, entre otros.

Son relativamente pocos los congueros con un sonido tan individual que uno podría distinguirlos entre la multitud, Ramón Mongo Santamaría era uno de ellos.

Fue su abuelo, quien siempre le llamó Mongo, que en lengua Senegalesa significa: “Jefe de la Tribu”. Su abuela materna cocinaba para los toques de la religión santera, en los que Mongo comenzó su aprendizaje en el tambor, y donde tuvo contacto con las lenguas Lucumí y Yoruba.

Mongo Santamaría ha sido reconocido como uno de los verdaderos virtuosos del jazz, un estilo musical que cultivó desde sus inicios en su Cuba natal en la década de 1940.

Influenciado por los maestros Pérez Prado (“El rey del mambo”) y Tito Puente, cayó en las corrientes musicales imperantes en la época, pero Mongo Santamaría haría importantes aportes al género, como combinar ritmos latinos con jazz.

En 1962, formó su propia banda, que mostró su virtuosismo como percusionista, compositor y productor. Una leyenda, su discografía incluye éxitos como "Imágenes", "Amor en el Yankee Stadium", "Mongo at the Village Gate", "Sofrito" y "Afro Blue", que se adoptó en las discografías de estrellas de jazz consagradas como Dizzy Gillespie.

 Con su fallecimiento en 2003, Mongo Santamaría ganó un estatus legendario para las generaciones venideras.