Hernán Oliva el gran violinista
del jazz y del tango, nació en Valparaíso, Chile, en 1913 y comenzó sus
estudios de violín a los 8años.
Murió en 1988, donde apareció
tirado en una vereda del barrio de Palermo en Buenos Aires, abrazado a su
violín.
Emigró a Buenos Aires e ingresó
en la orquesta de René Cóspito, más tarde pasó a la orquesta del jazzista Oscar
Alemán, pero se pelearon y se separaron.
En los últimos años de su vida
rondaba por bares de San Telmo, tocando para quien se lo pidiera, los dueños de
aquellos bares que no apreciaban su genial talento le decían «tocá dos o tres y
te vas» y no quitaban la música de fondo tan siquiera.
Su magnífico tema «Tristezas del
Plata» es un lento y largo quejido en círculos donde parecemos recorrer la
ciudad de Buenos Aires por completo, hasta en sus barrios más tristes y pobres.
Fue genial tanto en el tango como en el jazz, y su violín siempre se destacaba por encima de los demás instrumentos.