Resulta
inevitable, sobre todo en lo que suele denominarse música popular, el preguntarse sobre la relación entre una manifestación sonora y el medio, el lugar en donde ésta se genera. Por lo general esta relación suele ser más limitante que liberadora, cuando
se presenta como una postura intelectual anterior al hecho creativo mismo. Y
uno percibe cómo tanto jazz, tanto tango, tanto rock o lo que sea, se vale de
los clichés del género para responder a aquella demanda de identidad (o
comercial en los peores casos), en lugar de crear alimentando los lenguajes o,
lo que es más importante, nuestras capacidades de abstracción y comunicación
genuina.
Dino Saluzzi se tutea con lo profundo y lo inconsciente de su cultura salteña y porteña de manera privilegiada y a partir de allí todo lo que haga sonará inmensamente verdadero. También tiene la espiritualidad y la técnica que le permiten comprender y dar forma al misterio.