FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

CARLOS DI FULVIO-ARGENTINA


 Carlos Di Fulvio vino al mundo en Carrilobo, Córdoba, en marzo de 1939. Músico e historiador del folklore argentino, se ha destacado como guitarrista autodidacta, poeta, compositor, arreglista instrumental, investigador folklórico e histórico. Finísimo guitarrista dueño de un particular estilo, tiene un lugar bien ganado junto a otros de sus compatriotas como Eduardo Falú, Atahualpa Yupanqui y Abel Fleury.

Hoy, su obra poética se ha transformado en material de análisis y enseñanza en escuelas de nivel secundario y terciario, su música forma parte del programa de estudio en algunos conservatorios para la formación de nuevos guitarristas argentinos. Sufrió la censura de varias maneras y es, a la vez, uno de los nombres mayores y un secreto bien guardado del folclore argentino. Por encima de modas y circunstancias, su inspiración, su cuantiosa obra y su línea de conducta lo inscriben como un nombre grande de la música popular argentina.