FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

EMILY REMLER - EEUU

https://radioteca.net/audio/la-guitarra-en-el-jazz-de-emily-remler/

La realidad es que existen pocas mujeres en la Historia de Jazz. Emily Remler fue una de ellas, un talento sensacional cuyas peligrosas adicciones le pasaron factura mortal con sólo 32 años. Una estrella fugaz que demostró su impresionante técnica e inigualable sensibilidad durante la década de los 80
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Nacida en Nueva York, Emily Remler estudió en el Berkley College de Boston y se graduó con sólo 18 años. Allí se enamoró del sonido de Wes Montgomery, su ídolo, aunque fue el gran Herb Ellis quien la descubrió y la empujó al circuito de jazz. En 1981 grabó su primer disco en solitario “Firefly”, una mezcla de temas propios y estándar de toda la vida.


Una de sus frases célebres que definirían sus intenciones decía: “Debo parecer una bonita chica judía de Nueva Jersey, pero por dentro soy un enorme hombre negro de cincuenta años con un pulgar gigante, como Wes Montgomery”.