FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

CLAUDIA ACUÑA-CHILE

 

Claudia Acuña es oriunda de Santiago de Chile. Desde temprana edad, su familia se mudó al pueblo minero de Rancagua y luego al de Concepción, lugar con una comunidad rica en las artes. Siempre hubo una guitarra en la casa, como es el caso de la mayoría de los hogares en Latinoamérica. Claudia demostró desde pequeña un interés por las artes, poco fomentada por sus padres, quienes no la expusieron hacia esta inclinación.

Claudia Acuña cuenta que, al escuchar la música de Violeta Parra y Michael Jackson en la radio, decidió convertirse en cantante.  “Mi familia no tenía una televisión por lo tanto mi imaginación se convirtió en mi televisión. Comencé a fantasear con la idea de estar frente a una audiencia y buscaba en la radio algo que me motivara, desde Parra hasta Michael Jackson, Earth, Wind & Fire, y Mozart. Cuando por fin escuché a artistas como Erroll Garner y Thelonious Monk, me sentí atraída a la libertad de su música, sin saber que eso que ellos tocaban era conocido como “jazz”.