FUNDAMENTO

Según el economista “hereje” chileno Manfred MaxNeef, las necesidades humanas son las mismas en todas las épocas y culturas. Lo que sí cambia de una época a otra (y de una cultura a otra) es la forma de satisfacerlas. Las necesidades identificadas son nueve: subsistencia, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, libertad e identidad. La música tiene relación con varias de esas necesidades humanas.

Con la subsistencia, al relacionarse con el descanso y la salud mental.
Con la necesidad de afecto, al sustentar espacios de encuentro, permitir en ellos la expresión de emociones, pilares de la amistad. Con la de entendimiento, al promover la curiosidad, la disciplina y los ámbitos de interacción formativa. Con la del ocio, al justificar el uso del tiempo libre y la realización de espectáculos o acompañar nuestra privacidad.

Con la de Creación, para los que descubren y desarrollan habilidades en el canto, algún instrumento o la danza.
Para con la de libertad, para los que llegan a ser rebeldes y audaces. Y, por último, con la identidad: porque anima los sentimientos de pertenencia y autoestima (en este orden) porque constituye un símbolo, un lenguaje o un valor para determinados grupos, generando ámbito de contención (muy importante en los jóvenes), porque favorece el conocimiento propio y del otro; y porque cumple un rol constituyente en la memoria histórica de los pueblos.

Teniendo en cuenta estos enunciados, LUZ PARA MUNDOS REMOTOS pretende contribuir al desarrollo de la capacidad de audición atenta de la música del mundo, en sus eventuales y oportunos oyentes.

Río Colorado, Río Negro, mayo 2006.

ABDULLAH IBRAHIM-SUDAFRICA

 

Abdullah Ibrahim, nacido como Adolph Johannes Brand el 9 de octubre de 1934 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, es un pianista y compositor sudafricano. Su música refleja muchas de las influencias musicales de su infancia en las áreas portuarias multiculturales de Ciudad del Cabo, que van desde canciones tradicionales africanas hasta el gospel de la Iglesia Metodista Episcopal Africana (AME) y los Ragas, así como el jazz moderno y otros estilos occidentales. 

Ibrahim es considerado la figura principal en el subgénero del jazz de Ciudad del Cabo. Dentro del jazz, su música refleja especialmente la influencia de Thelonious Monk y Duke Ellington. Es conocido especialmente por su pieza de jazz “Mannenberg”, que se convirtió en un notable himno contra el apartheid.

 Durante  esa época , Ibrahim se mudó a Nueva York y, aparte de un breve regreso a Sudáfrica en la década de 1970, permaneció en el exilio hasta principios de la década de 1990. A lo largo de las décadas, ha recorrido el mundo extensamente, apareciendo en importantes escenarios como solista o tocando con otros músicos de renombre, como Max Roach, Carlos Ward y Randy Weston, además de colaborar con orquestas clásicas en Europa.